Hagan lo que hagan, trabajen de buena gana, como para el Señor y no como para nadie en este mundo.
Nuestro llamado principal es siempre a Cristo. En El Llamado, Os Guinness dice: “Ante todo hemos sido llamados a Alguien (Dios), no a algo…ni a un lugar.” Pero luego añade que Dios también nos llama vocacionalmente. Su plan para nosotros incluye nuestro trabajo.
Como nuevo creyente, yo pensaba que para servir plenamente a Dios tenía que hacerlo a través de algún tipo de trabajo cristiano a “tiempo completo”. Sin embargo, mis intereses y experiencia apuntaban hacia la ingeniería y los negocios. Cuando le pedí al Señor que me guiara, sentí que me decía: “John, te he llamado a los negocios. Dedícate de lleno.”
Muchos cristianos luchan por conocer su llamado. Nuestra cultura hace una distinción incorrecta entre lo “sagrado” y lo “secular”; otorgando más nobleza a las actividades sagradas. Pero ni Jesús ni sus seguidores lo veían así. En La Búsqueda de Dios, A. W. Tozer dice: “La antítesis sagrado-secular no tiene fundamento en el Nuevo Testamento.”
Dios llama a muchas personas a diferentes tareas honorables; desde la educación hasta la ingeniería, desde la agricultura hasta el trabajo en las fábricas, desde criar hijos hasta dirigir compañías. El desafío es mantener nuestras actividades en harmonía con el diseño de Dios y no en oposición al mismo.
Para ver con claridad cuál es su vocación, pregúntese: ¿Qué talentos tengo? ¿Qué me gusta hacer? ¿Cómo me han preparado la educación y la experiencia? ¿Qué noto que a Dios le gusta? El trabajo va más allá de un el salario. Descubra a qué le ha llamado Dios y hágalo lo mejor que pueda.
Los dones que usted tiene le fueron dados por Dios. ¿A quién y cómo, servirá usted a Dios, hoy, al usar dones? ¿No sabe cómo puede servir? Hable con alguien sobre su llamado a servir.